viernes, 8 de enero de 2016

Microrrelato: Carahiri

Por la rejilla me observa mi atento cautor. Me ha dejado una pequeña bandeja plateada con algo de alimento. El sabe que lo observo a través del espejo, el agua y en la taza de café. Mi cuerpo solo lo cubre ropa totalmente blanca, hasta podría hacerme pasar por un enfermero.
"Carahiri", como decidí nombrar a mi no tan querido cautor, lleva una mascara de esas que les he visto usar a los doctores y a la gente enferma. Debo admitir que ese sujeto me recuerda a alguien, aun con la mascara, se que he visto su rostro.
Bueno, suficiente de mi. Me gustaría hablar sobre lo que me rodea, eso, para aliviar la pesadez, el intenso sentimiento de locura reprimida que me agobia y me oprime como cadenas de fierro. Fijamente observo el librero al lado de mi cama y noto algo nuevo. Sobre la mesita yacen 2 tazas de café. Una llena, la otra vacía. Pienso, no recuerdo haber estado en la misma habitación con otra persona durante ya mucho tiempo, ni si quiera el ha entrado aquí, al menos no que yo sepa.
Esta bien, lo admito. Sin mucha pelea como quizás se puede apreciar. Soy preso de cuatro paredes, soy preso de mi taza de café, de la suya, de mi mismo. Soy preso de "Carahiri"

Kinafune

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