domingo, 7 de febrero de 2016

Microrrelato: Interpretación de una sociedad necrótica

Disfruta, que el escenario es tuyo. Vea al pequeño maestro entrar por la puerta. Aunque los años pasen, su sombra no desaparece. No te molestes en despertar, ese sueño es tu única realidad. Canta a las sillas vacías, un escenario mutilado por la desidia palpable en las venas de una piel transparente, esa que abandona  la concordia. Su única audiencia, un joven de desequilibrado caminar, que la luz siempre persigue mientras muerde sus talones.

Hebras que caen con el trascurrir del tiempo, hedor de necrópolis.  Vestido de seda blanca que danza con los delicados vientos de una infinita soledad. Pequeño, este es el presente que te toco vivir. Mira el largo salón, donde no habitan humanos. Ese en el que solía deleitar a la podredumbre de amplios bolsillos y chistera alargada. Aplaude su gracia sin fin. Acerca tus pasos a sus deseos inconclusos y libérala de su destino sisifiano.

Kinafune

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